3ª de la Magdalena en Mont de Marsan. La seguridad de Castella y la fe de Fandiño pasean oreja
EMILIO MENDES EN CULTORO
Una mala corrida de Fuente Ymbro de la que sólo se salvó el sexto propició el triunfo a medias de dos toreros que convencieron y dejó sin opciones a un Urdiales pleno de oficio
Diego Urdiales, Sebastián Castella e Iván Fandiño eran los encargados de estoquear el encierro de Fuente Ymbro esta tarde en la cuarta de la Feria de la Magdalena de Mont de Marsan. Otro gran ambiente mostraban los tendidos galos para la ocasión.
Muy bien presentado estaba el primero de Fuente Ymbro, un animal al que saludó Diego Urdiales con acompasadas verónicas y que se empleó luego con mucha entrega en el caballo en una pelea emocionante de tres varas. Sin embargo, el toro se rajó pronto en la muleta, impidiendo a Diego cualquier posibilidad de lucimiento. Sí se le reconoció, sin embargo, la buena lidia y la estocada certera con que lo pasaportó, que le valió el reconocimiento de los franceses en una calurosa ovación.
Muy torero fue el remate de Sebastián Castella a las verónicas con las que saludó al segundo, otro manso que se prestó con muchas reservas al quite de Iván Fandiño por chicuelinas y tafalleras. Con la muleta, el galo anduvo muy por encima de la condición del de Gallardo, con mucho oficio y mucho mando, porque no era fácil extraer las tandas al hilo de las tablas con la autoridad que mostró el francés. Falló en el primer encuentro con la espada y saludó una ovación.
El tercero no terminó de rebozarse pero sí tuvo empleo en las verónicas con que lo recibió Iván Fandiño, por eso fue por delantales el quite de Urdiales tras el encuentro con el penco. Cambió sus ideas el de Fuente Ymbro, porque se volvió informal y defensivo, reponedor y protestón ante un Fandiño que nunca de arrugó ni dejó de intentar meterlo en cintura, con muletazos de mucho mérito que no pudo redondear. Tres cuartos de estoque sirvieron para darle muerte al de Fuente Ymbro y escuchar silencio.
Con el peligroso cuarto no tuvo opción Diego Urdiales de exhibir su toreo. Hizo un esfuerzo el riojano, que anduvo muy por encima de u oponente pero sin obtener grandes resultados artísticos. Se lo quitó de en medio con la mayor brevedad posible y fue silenciado.
Cambió con el quinto el panorama ganadero, porque humilló en el capote y se empleó en el caballo. Sentado en el estribo inició Castella una faena de sabiduría en las distancias y alternancia de manos para desengañar. Conectó rápidamente con el tendido y mostró firmeza, oficio y contundencia para matar y cortarle una oreja al de Fuente Ymbro.