Pronto, muy pronto les está llegando lo que el pasado domingo se ganaron a pulso los independentistas y cuantos les guían políticamente. Los principales bancos trasladan sus sedes a otras ciudades de España alarmados por la ingente retirada de depósitos. Los catalanes normales, que son la inmensa mayoría, empiezan a reaccionar tras años en cobarde silencio y muchos de ellos se están uniendo al neopatriotismo que cunde y crece imparablemente en el resto de la Nación Española.

Ya son miles las empresas que huyeron, huyen y huirán más pronto que tarde del territorio catalán. Esta sangría está debilitando enormemente a la economía catalana con efectos nocivos en la española. Por todo esto ya están sonando las alarmas por doquier. Y, ya más que asustados por la amenaza, empieza a cundir el pánico.

Pero ¿qué creían los miles de imbéciles e incautos catalanes que acaban de inundar calles y plazas pidiendo la independencia desaforadamente, que les iba a salir gratis? Nada de eso sino todo lo contrario.

El histórico discurso del Rey fue visto por 8 de cada 10 catalanes y nada más terminar de hablar Don Felipe, se echaron a temblar. Consecuencia: Que, de repente, muchísimos de los implicados directa o indirectamente en el golpe de estado que acaban de dar, se han liado la manta a la cabeza y han empezado a pedir “DIÁLOGO”. La palabra maldita con la que creen que podría arreglarse todo para que las aguas vuelvan a su cauce. No lo conseguirán pronto sino tarde. Muy tarde. Es lo que merecen y se han ganado a pulso.

A todo esto, hay que añadir lo último de los socialistas catalanes sin que Pedrito Sánchez diga ni pío. Pretenden llevar a los tribunales a la Guardia Civil y a la Policía Nacional por lo que hicieron contra los independentistas amotinados el pasado 1 de octubre. Y el PSOE vuelve a romperse en mil pedazos.

Cataluña, catalanes que pena más grande dais.