por J.A. del Moral · 13/03/2019
<< La mala escritura hace que el lector se sienta idiota>>

Y el mal hablar, también. Incluso peor.
Fui y seguiré siendo asiduo lector del diario “El Mundo” como también y siempre fiel en la radio a Carlos Herrera en las sucesivas emisoras donde viene hablando. Y lo seguiré siendo aunque últimamente, algunos de los colaboradores en ambos medios más o menos fijos están empezando a no gustarme. Y no es por lo que escriben o dicen. Es por cómo lo dicen o por cómo escriben, aparte del inaguantable “sabelotodo” sistemáticamente a la contra. Y no es porque esté o no esté más o menos de acuerdo con los colaboradores radiofónicos de Herrera en su programa salvo el sabelotodo a la contra ya mencionado y en casi todo “esquinado”. Me ahorro dar su nombre y apellido…
En El Mundo admiro muchísimo a su actual director, Francisco Rosell. Y en la radio a Carlos Herrera a quien conozco y estimo. Por cierto yo más a él que él a mi… Pero bueno, me da igual lo que Herrera piense de mi. El gran articulo a doble página de Rosell de los domingos, es una de mis piezas favoritas. Y a este se le entiende absolutamente todo.
Pero el caso o los casos que motivan este artículo, son dos admirables periodistas que no hace mucho eran fantásticos y hace ya tiempo que no entiendo casi nunca lo que escriben aunque a uno de los dos, se le entiende todo cuando habla, pero casi nunca cuando escribe, Jorge Bustos. Y al otro, ni escribiendo ni hablando por lo muy rápido y precipitado de sus maneras de hablar, como si quisiera que nadie le pudiera entender. Me refiero a David Gistau. ¿O no?
Pareciera que los dos compiten en cultismo. Se nota que a ellos lo que más les gusta es gustarse. Góngora al lado de ambos es un simple aprendiz.
Corríjanse ambos porque da pena no entenderlos.